"JESÚS NOS COMPARTE DE SU PAN."

"Les fueron abiertos los ojos", San Lucas 24:13-35.

Las narraciones de la resurrección plasmadas en los evangelios, más que resaltar el caracter prodigioso del evento y lo extraordinario de las apariciones de Cristo resucitado, nos presentan los diversos caminos para encontrarnos con él. La lectura del evangelista Lucas, nos describe el camino que tienen que hacer los discipulos, y tal vez las comunidades cristianas de todos los tiempos, para reconocer la presencia del Maestro en la historia. En esta ocasión presenta a dos discipulos que han perdido la fé por el escandalo de la cruz. Estan desilucionados; pareciara que poseen los conocimientos necesarios para creer: conocen los Escritos Sagrados y el mensaje de Jesús; fueron testigos de su ministerio y su muerte en la cruz, han escuchado el testimonio de las mujeres que les dijeron: - ¡Esta Vivo!, sin embargo, se sienten derrotados porque tenian una imagen del Mesías como un profeta poderoso en obra y palabra, un poderoso rey-guerrero, un mesías libertador de Israel del yugo imperial. Caminan - huyen - cegados y no pueden reconocer a Jesús resicitado en el camino, cuando se les aparece como otro hombre. Pero cuando Jesús empieza a explicarles la Palabra, comienzan a salir de si mismos, empieza a arder su corazón y, al ser ya tarde, le piden que se quede. Le han dado cobijo a un "desconocido". Y sucede que cuando comparten la cena, estando en la mesa, Jesús tomó el pan y lo bendijo y les dio; es entonces cuando lo reconocen. Han acogido al hombre sin saber quien era y se han hecho sus projimos, le ofrecen techo y comida, han querido dar bendición y son ellos los que resultan bendecidos. Es en la reunión fraterna donde los discipulos descubren una nueva presencia de Jesús en medio de ellos. Dios nos dé este mismo Espíritu, para que al participar de la comunión compartamos el pan unos con otros, miremos a Jesús sentado a nuestra mesa, compartiendonos de su pan y de su vida.