sábado, 25 de junio de 2011

"LA ORACIÓN Y LA PRACTICA".

"Yo soy la vid, vosotros los pampanos; el que permanece en mi y yo en el, este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podeis hacer"  Juan 15:5.

Maravillosas oportunidades se abren delante de cada uno de nosotros a fin de que podamos comprender las riquezas insondables de la sabiduria de Dios.  En esta obra, que nada menos que el poder divino puede realizar, nada puede perfeccionarse sin la cooperacion del instrumento humano.  Entonces lo divino y lo humano se combinan, como en la vida del "Hijo de Dios"...  Ningun estimulo se ofrece al rebelde o al presuntuoso.  La jactancia vanagloriosa ofende a Dios, pero la confianza que es fruto de un corazon contrito, sera bendecido por EL.
El cristiano sincero, al aceptar la gracia, siente que su exito depende enteramente de Cristo.  Aqui esta la fuente de energia divina.  No se esfuerza por presentar meritos propios; no tiene fidelidad para presentarse ante el Cielo.  Siente su propia debiilidad e ineficacia, y esta convencido de que su caracter debe ser transformado.  La humillacion y la abnegacion revelan que el alma ha contemplado a Cristo.  El corazon que fue llevado al arrepentimiento por el Espiritu de Cristo actuara sobre la base de principios.  Es participante de la naturaleza divina... En su vida diaria y conversacion representara el caracter de Cristo...
De que nos servira cultivar la altivez de espiritu y orar al mismo tiempo por humildad?   Cual seria el beneficio de buscar ansiosamente la amistad y el aplauso del mundo, y orar al mismo tiempo por los afectos celestiales?   Cual seria el beneficio de tolerar un temperamente apasionado y pronunciar palabras no cristianas, y orar al mismo tiempo por la mansedumbre de Cristo?   Esto no es velar en oracion.  En la carencia de la fe que obra por el amor y purifica el alma yace el secreto de la oracion no contestada.
Algunos que profesamos ser cristianos necesitamos una conversion genuina.  Deseamos ser aceptados por Dios y oramos ocasionalmente pidiendo serlo.  Sin embargo, por nuestros deseos de ganancias, por satisfacer su mundanalidad y egoismo, por robar a Dios, nos alejamos de EL.
La experiencia incierta de muchos profesos cristianos ­que pecan y se arrepienten y continuan en esa condicion espiritual empequencida­ es el resultado de la mundanalidad y la impiedad en la vida.  Se provee la gracia salvadora de Cristo para la vida eterna.  Cristo no vino a salvar a los hombres en sus pecados, sino de sus pecados.  Los principios de la verdad, albergados en el corazon, santificaran la vida.

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